La romería a San Frutos ofrece leyendas, salud y paisajes incomparables
10.07.10 - 01:05 -
MÓNICA RICO CARRASCAL DEL RÍO.
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MÓNICA RICO CARRASCAL DEL RÍO.
Fachada del Ayuntamiento de Carrascal y, al fondo, torre de la iglesia parroquial del pueblo. :: M. RICO
En este enclave privilegiado, el silencio únicamente interrumpido habitualmente por el vuelo de las aves, cada 25 de octubre se va rompiendo por el murmullo de las primeras personas que empiezan a llegar al templo. A lo lejos se comienza a escuchar el sonido de las dulzainas, que como en toda fiesta segoviana que se precie, no pueden faltar a la celebración. Finalmente el jolgorio y la algarabía se hacen patentes y se mantienen durante todo el día.
Cientos de personas acuden a esta cita, especialmente desde la localidad de Carrascal del Río y de su pedanía Burgomillodo, término al que pertenece el lugar donde se encuentra situada la ermita, pero también de toda la comarca. Como manda la tradición, muchos de ellos acuden con un ramillete de perejil. Además, ya en el templo también hay que cumplir otro mandado. Bajo el altar existe un sillar, que es conocido popularmente como 'la piedra del santo'. Pues bien, según la leyenda, quien da una vuelta y pasa agachado bajo este sillar, le desaparecen los dolores. Otras versiones dicen que quien completa la vuelta se casa. También se cuenta que con tres vueltas seguidas bajo el estrecho paso, se cura la hernia. Leyenda o tradición, cada 25 de octubre son muchos los que no dudan ni un minuto y se encaminan hacia este lugar del templo con el afán de pedir salud.
Aunque la fecha especial es el 25 de octubre, a lo largo de todo el año y especialmente en primavera y verano, son miles los visitantes que se acercan hasta Carrascal del Río para poder disfrutar de la cada vez más diversificada oferta turística que ofrece, donde destaca el patrimonio representado por la ermita de San Frutos y la naturaleza, marcada por el parque natural de las Hoces del Duratón y todo su entorno.
Y aunque en verano lo que apetece sea disfrutar de un baño o una estancia junto al río, la localidad ofrece varias sendas guiadas por los alrededores, que pueden mostrar aspectos ocultos de un entorno único en la provincia, que cada vez más gentes se animan a descubrir.
Naturaleza por sendas
Así, muchos son los que se adentran por la senda de Burgomillodo a San Frutos, una ruta que discurre por una zona de reserva del Parque Natural de las Hoces, por lo que para su realización entre enero y julio es necesario solicitar un permiso especial.
Sin embargo, existen otras variantes que se pueden realizar durante todo el año y que ofrecerán muestras de naturaleza, flora, fauna y ecosistemas únicos. Así nos encontramos con la senda de la Vega, que discurre paralela al río Duratón, desde el área recreativa del municipio hasta la presa de Burgomillodo. En su recorrido se encuentra un molino, pequeñas presas y disfrutar de la vegetación de ribera y zona de pinares.
Una segunda ruta transcurre por el valle del arroyo Valdehorno, por el fondo con muros rocosos en los que nidifica una colonia de buitre leonado. Al final de la misma se encuentra la llamada Fuente Pascuala, donde el viajero podrá refrescarse y descansar.
Otro de los valles del municipio, el del arroyo Horcajo, es el protagonista de la senda del Mirador de las Duernas. En este caso ofrece contrastes entre las tierras de cultivo y la zona de monte cubierta de sabinas. A lo largo de este camino también se pueden observar algunos ejemplares de buitre leonado.
EL NOMBRE
Parece ser que el nombre del municipio proviene de la abundancia de su territorio de un bosque de carrascas, un árbol similar a la encina, aunque de menor tamaño. Hasta el siglo XVIII la localidad era conocida únicamente como Carrascal. Posteriormente se le añadió el sufijo 'del Río' por su cercanía al Duratón y la influencia del cauce fluvial en el pueblo.
Cuenta la leyenda que un hombre segoviano, Frutos, se retiró a meditar a las Hoces del río Duratón, tras repartir sus posesiones entre los más necesitados. Por su sencillez, humildad y milagros, se le proclamó Santo, por su amor a los pájaros se le apodó 'pajarero' y allí donde pasó sus años de meditación se le alzó una ermita, la de San Frutos del Duratón, donde cada año, el 25 de octubre, se celebra una gran romería en su honor.
En este enclave privilegiado, el silencio únicamente interrumpido habitualmente por el vuelo de las aves, cada 25 de octubre se va rompiendo por el murmullo de las primeras personas que empiezan a llegar al templo. A lo lejos se comienza a escuchar el sonido de las dulzainas, que como en toda fiesta segoviana que se precie, no pueden faltar a la celebración. Finalmente el jolgorio y la algarabía se hacen patentes y se mantienen durante todo el día.
Cientos de personas acuden a esta cita, especialmente desde la localidad de Carrascal del Río y de su pedanía Burgomillodo, término al que pertenece el lugar donde se encuentra situada la ermita, pero también de toda la comarca. Como manda la tradición, muchos de ellos acuden con un ramillete de perejil. Además, ya en el templo también hay que cumplir otro mandado. Bajo el altar existe un sillar, que es conocido popularmente como 'la piedra del santo'. Pues bien, según la leyenda, quien da una vuelta y pasa agachado bajo este sillar, le desaparecen los dolores. Otras versiones dicen que quien completa la vuelta se casa. También se cuenta que con tres vueltas seguidas bajo el estrecho paso, se cura la hernia. Leyenda o tradición, cada 25 de octubre son muchos los que no dudan ni un minuto y se encaminan hacia este lugar del templo con el afán de pedir salud.
Aunque la fecha especial es el 25 de octubre, a lo largo de todo el año y especialmente en primavera y verano, son miles los visitantes que se acercan hasta Carrascal del Río para poder disfrutar de la cada vez más diversificada oferta turística que ofrece, donde destaca el patrimonio representado por la ermita de San Frutos y la naturaleza, marcada por el parque natural de las Hoces del Duratón y todo su entorno.
Y aunque en verano lo que apetece sea disfrutar de un baño o una estancia junto al río, la localidad ofrece varias sendas guiadas por los alrededores, que pueden mostrar aspectos ocultos de un entorno único en la provincia, que cada vez más gentes se animan a descubrir.
Naturaleza por sendas
Así, muchos son los que se adentran por la senda de Burgomillodo a San Frutos, una ruta que discurre por una zona de reserva del Parque Natural de las Hoces, por lo que para su realización entre enero y julio es necesario solicitar un permiso especial.
Sin embargo, existen otras variantes que se pueden realizar durante todo el año y que ofrecerán muestras de naturaleza, flora, fauna y ecosistemas únicos. Así nos encontramos con la senda de la Vega, que discurre paralela al río Duratón, desde el área recreativa del municipio hasta la presa de Burgomillodo. En su recorrido se encuentra un molino, pequeñas presas y disfrutar de la vegetación de ribera y zona de pinares.
Una segunda ruta transcurre por el valle del arroyo Valdehorno, por el fondo con muros rocosos en los que nidifica una colonia de buitre leonado. Al final de la misma se encuentra la llamada Fuente Pascuala, donde el viajero podrá refrescarse y descansar.
Otro de los valles del municipio, el del arroyo Horcajo, es el protagonista de la senda del Mirador de las Duernas. En este caso ofrece contrastes entre las tierras de cultivo y la zona de monte cubierta de sabinas. A lo largo de este camino también se pueden observar algunos ejemplares de buitre leonado.
EL NOMBRE
Parece ser que el nombre del municipio proviene de la abundancia de su territorio de un bosque de carrascas, un árbol similar a la encina, aunque de menor tamaño. Hasta el siglo XVIII la localidad era conocida únicamente como Carrascal. Posteriormente se le añadió el sufijo 'del Río' por su cercanía al Duratón y la influencia del cauce fluvial en el pueblo.
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